VIAJAR SIN GLUTEN: EL TURISMO CELíACO CRECE Y SE EMPODERA

“Si me dicen que en Asturias hay un donut de chocolate fabuloso sin gluten, para celíacos, allá que voy y luego ya preguntaré qué más ver en Asturias…”, nos cuenta Elena Quiles, cordobesa y diagnosticada de celiaquía hace más de quince años. Hoy miembro de la Asociación de Celíacos de Córdoba y viajera nata.

Ella nos pone luz sobre este turismo que crece, el de viajar sin gluten. “Imagínate tener que salir a la calle con amigos y llevar siempre un bocadillo en el bolso por si acaso. Y aún peor, ir a un evento –ferias incluidas– y no poder comer nada por una cuestión de seguridad alimentaria…", añade. Y es que así ha sido desde que le informaron de que no podía tomar más ni trigo, ni centeno, ni avena ni cebada. Pero ahora, algo ha cambiado. Viaja con un objetivo fundamental: comer cosas ricas y sin gluten y ya después, si acaso, visita en esa ciudad algún monumento.

Es el turismo celíaco en el que, cada vez más, las ciudades se especializan, creando mapas gastronómicos para celíacos y ofreciendo información y asesoramiento a los restauradores, para atraer, de manera original, a este grupo de viajeros que aumentan y que están dispuestos a gastar –lo que sea– por tal de darse el placer de comer variedad y calidad con total seguridad.

LOS INFLUENCERS DEL VIAJE SIN GLUTEN NOS DAN SUS COORDENADAS

Para Elena Quiles hubo un antes y un después. Y a lo largo de esta nueva etapa ha hecho numerosos descubrimientos para el turismo celíaco, que comparte desde sus redes sociales, aunque reconoce que su influencer favorito es Ricardo –alias Celíaco a los 30–, que suma miles de seguidores en sus perfiles de Instagram, Facebook y TikTok, también como divulgador, y recomienda muchísimos lugares del mundo, puesto que viaja constantemente con este fin.

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Suya es la idea de crear un divertido Mapa del Metro Sin Gluten de Madrid, con más de 100 establecimientos y con zonas especialmente fértiles como son Sol, Ópera, Latina, Iglesia, Bilbao, San Bernardo.

Elena visitó y recomienda por ejemplo Grosso Napolitano, en Sevilla. “Yo fui a la ciudad solo para probar sus pizzas, las número uno en pizzas artesanales para celíacos, a nivel mundial. Ni me lo pensé. Hice las maletas y me fui de viaje. Después visité la ciudad, pero primero iba a comerme mi pizza”. También organizó otra escapada similar para probar la tarta de queso de Madrid de Dequeso, en el Mercado de Chamberí. Tres tartas de queso sin gluten, clásica, de chocolate blanco y de chocolate, que entre los influencers del turismo celíaco están muy arriba.

En Granada, Elena recuerda cómo en La tarta de la madre de Cris hizo cola de más de una hora y media solo para darse el placer de disfrutar de sus “tartas salvajes, sin artificios, caseras ¡y sin gluten!”, motivos más que suficientes para organizar todo un fin de semana en la ciudad alrededor de la localización de la Plaza Pescadería, donde se encuentra este fantástico local. Y ya si acaso después, visitar el Albaicín y ver la puesta de sol sobre la Alhambra desde alguno de sus miradores.

Y cómo no, otro gran descubrimiento que mereció otro viaje fue “el paraíso italiano para las personas celiacas, la Nonna Carmela, súper recomendado y recomendable”, también en Granada, aunque si le preguntamos por el turismo celíaco en su ciudad, Córdoba, donde la Asociación de Celíacos está incluso ofreciendo formación y asesoría a los restaurantes que quieran adherirse, Elena Quiles no duda en recomendar la Sociedad de Plateros. “Este restaurante que lleva más de 40 años en Córdoba ha sido siempre mi sitio de referencia desde que me diagnosticaron celiaquía. De hecho, en el ranking anual de locales top del turismo celíaco siempre ha estado como número uno muchos años. Ahora es el número 2”.

Pero también hay sugerencias de menús degustación, como en Labamba cook-art, en Zaragoza; Lilot, en Soria, o Chöck Gluten Free en Madrid y en Barcelona. Porque claro, además de los celíacos están también los amigos de los celíacos, que salen a comer con ellos, o los y las celíacas consortes, para las que incluso hay un día.

En definitiva, cada vez existe más especialización y eso que según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, se calcula que, actualmente, en nuestro país hay unas 450.000 personas celíacas, es decir, el 1% de la población, con una mayor prevalencia en mujeres y que de ese 1% el 75% estaría aún sin diagnosticar.

CIUDADES DISPUESTAS

Si bien cada vez crecen más los establecimientos que ofrecen platos sin gluten, lo cierto es que “algunos son poco fiables”, nos comenta Elena Quiles. “Ahora existe una oferta gastronómica más amplia pero hay que tener cuidado con el tema sanitario porque al expandirse este tipo de negocio, convertido en tendencia, hay restaurantes que se interesan por añadirlo a su oferta pero no están bien asesorados ni conocen los peligros”, explica Elena Quiles.

De ahí que desde la Asociación de Celíacos, con el fin de que Córdoba se sitúe a la cabeza de estas ciudades que cuentan con esta oferta, estén ofreciendo asesoría a los restaurantes y hayan presentado una aplicación que están desarrollando junto con el Aula de Turismo de la Universidad de Córdoba y el área de turismo de la ciudad para tenerla a mano en el móvil para estos viajeros sin gluten. “¿Estás visitando la Mezquita y quieres comer por aquí cerca? Tienes a golpe de clic estos restaurantes sin gluten.”

Esta herramienta, que ya lleva, por ejemplo, diez años en Málaga y cinco en Sevilla, por esta nueva ola del turismo gastro-celíaco que va in crescendo, está desarrollándose en otras ciudades muy turísticas y gastronómicas.

Por cierto, Elena también nos desmiente ese mito que circula por las redes sociales de que comer sin gluten adelgaza. Y esta y otras modas que están haciendo un flaco favor. “Estamos asistiendo a un boom de locales sin gluten en cuyas cocinas se produce lo que llamamos contaminación cruzada. Es decir, que si en una cocina en el aceite fríen un flamenquín con gluten y luego lo utilizan para freír patatas sin gluten, esto sigue siendo perjudicial para las personas celíacas”. O que sirvan en la misma panera los panes con y sin gluten. Un despropósito que comienza a corregirse a medida que crece esta tendencia de viajar sin gluten.

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